Hace unos días, en los que el calor ha estado pegando duro, se me ocurrió la brillante idea de comer chilaquiles, sí, de esos riquísimos llenos de salsa verde, crema y mucho queso...gran error el que cometí; empecé a sentir esa pesadez, ese sueño como si alguien te hubiese puesto un trapo con éter o algún somnífero fuerte, sentía que hasta hablar me costaba y me dije a mi misma, en este momento, el puerco me está atacando.
Era tan fuerte lo que sentía que de verdad creí que en algún momento iba a desmayarme...incluso estaba platicando con una amiga por whatsapp y no se en que momento solté el teléfono y dejé de contestar sus mensajes.
Llegó un cliente y definitivamente creo que pensó que yo había consumido algún tipo de estupefaciente debido a mis respuestas leeeeentaaaas y pa-u-sa-das; tanto que lo tuvo que atender mi parejo y mi función como "recepcionista" finalizó en ese momento.
El mal del puerco es peligroso, incluso a veces uno llega a pensar que va a morir parado. De ahí en adelante juré no volver a comer "pesado" en época de calor...pero...hoy comí unos deliciosos tacos de carnitas...juro que siento al puerco venir por mi lentamente.


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